De Argentina a Francia
Una de las cosas más interesantes siendo argentina y casada con un francés es el intercambio cultural. El hecho de descubrir cosas de todo tipo, simples o complejas, del otro, de su país, de su mundo sobre todo cuando se vive bajo el mismo techo y hay que combinar ambas partes para traer un poquito de cada uno al hogar.
Una de las primeras cosas que le conté sobre Argentina fue el mate, nuestra bebida por excelencia, y que hacía mucho no bebía porque cuando me mudé a Francia no había traído conmigo por miedo a no conseguir yerba y que quedara de adorno u ocupando espacio.
Le dije que en mi país el mate es una de las tradiciones más arraigadas a la cultura. Está presente en casi todas las familias, lo tomen amargo, dulce, frío, caliente o con edulcorante y sin dudas mi marido, Emmanuel, no entendió mucho sobre este objeto extraño para él, del cual nunca había oído hablar. Una especie de “pipa gigante” (debido a la forma de algunos mates) que se prepara con un “polvo verde” y se bebe todo el tiempo, concluyó.
Descubriendo las raíces del mate
Unos meses más tarde visitamos Argentina. Emmanuel no sólo había mejorado muchísimo su español sino que se había propuesto aprender a preparar un buen mate y así dar una buena primera impresión a mi papá y a mi hermano. Estaba contento por descubrir mi país, tan lejano y misterioso para él, que es un gran apasionado de los viajes pero nervioso por presentarse al resto de la familia a quienes sólo había visto en fotografías.
Si bien los encuentros con la familia política pueden ser complicados nosotros tuvimos la suerte de que todo se pasó bien (entre mate y mate, claro) todos quedaron encantados con su acento francés y su franca sonrisa, incluso como regalo de cumpleaños, Emmanuel recibió un termo, tarro de azúcar, yerba, bombilla y la famosa pipa o mate redondeado de calabaza, más una lección de preparación que le dio mi mamá, una fan del mismo.
Cabe destacar que volvió maravillado con el país, queriendo tener la nacionalidad, preparar empanadas y ansioso por mostrar sus habilidades con el mate a sus amigos.
Compañero de rutas y aventuras
Ahora en nuestra casa solemos cebar unos matecitos para pasar los fines de semana invernales o como somos de viajar mucho, el mate se volvió un indispensable compañero de ruta que ha recorrido casi los mismos kilómetros que nosotros. Y no sólo eso, sino que Emmanuel se ha vuelto una especie de publicista del mate a quien le encanta que la gente en la calle le pregunte qué es y si pueden probar, dando el punta pié perfecto para una explicación orgullosa de este clásico argentino que descubrió gracias a su mujer.
Personalmente, amo poder compartir mi cultura y ver como la persona que amo se maravilla con mi país y tradiciones al mismo tiempo que yo descubro las suyas y las fotografío en mi Instagram @diariamente_coty cordobesa en Francia.
Constanza