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¿Tomamos tereré?

Es una pregunta bastante frecuente en Paraguay, que se genera en cualquier ambiente: en la casa, en el trabajo, en las reuniones entre amigos, etc. El tereré es la “versión” fría del mate, o como lo llaman algunos: “mate frío,” ya que aunque ambos se preparan con yerba mate y agua, pero existen ciertas diferencias notables.

El sabor del tereré es bastante difícil de describir. El rango de sabores es tan amplio que va desde un sencillo y suave amargo, hasta sabores más fuertes, y frutales. Todo depende del gusto de cada uno. En muchas ciudades del país es relativamente fácil encontrar puestos de ventas de hierbas medicinales, que son los ingredientes fundamentales en la elaboración del ritual del tereré. En esta labor participan todos los miembros de una familia, ayudándose unos a otros para la recolección y venta de las mismas. Los niños con sus padres acostumbran a ir al campo a buscar y recolectar las hierbas. Las más comunes en el tereré, acaso son el “para para´i”, que se utiliza para el tratamiento de las arenillas en los riñones; el  “tarope”, que es un remedio refrescante ideal para el estómago y además tiene un efecto antiparasitario. Otras hierbas y aditivos naturales, que incluso se consiguen en cualquier casa, pueden ser la hoja y cáscara de naranja, limón, menta, cedrón y manzanilla, aunque esta última es la preferida para tomarla con el mate. Existen hierbas específicas para cada ocasión, unos optan por agregar las de tipo medicinal, y otros simplemente por el gusto. Otras opciones son las distintas combinaciones de yerba mate  con hierbas medicinales, o aromatizadas, disponibles en infinidad de presentaciones, con anís, con menta y boldo; con ka´a he´e (un endulzante natural), para quienes prefieren un sabor más dulce que amargo.

La tradición del tereré en Paraguay

En Paraguay es bastante común tomar mate a tempranas horas, antes de ir al trabajo. En muchas familias paraguayas es una costumbre levantarse temprano, y mientras se prepara el desayuno a los niños para ir a la escuela, se disfruta del mate. Pero no es éste, sino el tereré la bebida nacional y por excelencia del país. El clima subtropical, con temperaturas que gran parte del año no bajan de 38ºC promedio, es una permanente invitación a disfrutar de un tereré rico y refrescante.

El consumo de la yerba mate está tan arraigada en nuestra cultura, que es normal ver a las personas caminando con su termo y ”güampa”, como se llama comúnmente al recipiente donde se coloca la yerba y del que se bebe con una “bombilla” metálica, por lo general de plata o alpaca, y cuyo nombre guarda relación con los cuernos vacunos, por el material con que suelen fabricarse. No importa la edad, el tereré se aprende a tomar en la niñez, y ya no se abandona. El consumo de yerba mate tiene incontables beneficios; estimulante de la actividad física y mental, de la circulación sanguínea; supresor de la depresión, diurético, promueve una sensación de bienestar y vigor.

Yerba Mate con mis padres, tereré con mis amigos

Comencé a tomar mate con mis padres. Adopté el tereré en las reuniones con amigos; es bastante común aquí, que un amigo, un vecino te llame y te pregunte: ¿Qué haces? ¿Tomamos tereré? Lo que me agrada de tomar mate o tereré, es que puedes tomarlo por horas y horas. En mis épocas de estudiante universitario, tomaba mate durante la noche para estudiar, eso me ayudaba a engañar al sueño, en asedio constante, en aquellas desveladas madrugadas.

Tuve el privilegio de estudiar en una universidad donde conocí a muchos amigos de diferentes países. En los primeros tiempos, muchos de ellos no conocían de la existencia de la yerba mate; en muchas ocasiones, al caminar con el termo en la mano y tomando tereré por los pasillos de la facultad, era objeto de miradas curiosas; supongo que para alguien que nunca ha oído de la verde infusión de los guaraníes, que cautivó y cautiva todavía la imaginación y el saber de millones de personas, ver a un personaje caminando y bebiendo de un cuerno vacuno con una bombilla, debería ser realmente extraño. Muchos no quisieron quedarse con la duda, y se atrevieron a preguntar qué era aquello que yo succionaba a regulares intervalos; entonces, con toda la emoción y con tono bromista les respondí: ¡Esto es yerba!. La reacción de algunos fue graciosa, ya que al escuchar la palabra “yerba”, y al ver el contenido de la “güampa”, pensaron directamente que estaba tomando algo ”ilegal”; ya imaginarán a qué tipo de “yerba” me refiero; pero no todo termina allí, unos y otros quisieron saber más, aparte del curioso nombre de mi bebida, y se resolvieron a probar la exótica infusión. Es así como conseguí hacer muchos nuevos amigos, algunos reticentes al nuevo sabor, hasta que al cabo de los días y las rondas de tereré, ellos mismos pedían que lo prepares.

Es emocionante ver a un amigo, proveniente de una cultura totalmente diferente a la tuya, cargando su propio equipo de tereré, y que sea él quien te invite a compartirlo, porque el tereré es para eso, para compartir.

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