La inmensidad de la Yerba Mate
Comenzaré diciendo que mientras escribo este artículo estoy tomando mate. Mi historia con la yerba mate comienza a muy temprana edad, 7 u 8 años tenía cuando mi madre llegó a casa y me encontró con mi primer mate listo para tomar. Desde ahí hasta la fecha, nunca más me separé de la yerba mate. La sensación fue un poco extraña; al principio me causó un poco de malestar en el estómago, pero no le di importancia, ya que había escuchado por mucho tiempo decir a todo el mundo que el mate era sólo para la gente grande. Y sí, yo quería ser grande y al probar el primer sorbo desde la bombilla me sentí grande, enorme.
Diré que he probado la yerba mate de las dos formas en que se prepara acá en mi país Argentina: el Mate, que trasciende fronteras, porque también se toma en Uruguay y en el sur de Brasil, y también la infusión que se llama “mate cocido”.
No llevo Yerba Mate, ella me lleva
En épocas en que la economía no andaba muy bien, recuerdo bien a mí madre calentar agua en una tetera con yerba mate adentro, calentar hasta llegar al hervor y con un colador en una taza, servirme a mí y a mi hermano con una galleta de pan y así esa era nuestra cena muchas veces.
En fin, me crie con yerba mate. De más está decir que es un potente antioxidante y contribuye a la buena digestión. Pero, para mí, ha sido mucho más que algo bueno para la salud. El mate fue un gran compañero en momentos felices, como también en momentos malos. El mate reúne a las personas, las une, ayuda a solucionar problemas porque invita al diálogo. Tomando mate fue como pude absorber uno de los golpes más fuertes de mi vida, la pérdida de mi padre. Sólo dos se quedaron conmigo en ese momento, mi perro y el mate. Por eso siempre digo que desde niño me acompaña la yerba mate, una de las infusiones latinoamericana más ancestrales que existe. Donde sea que vaya, va conmigo, y hasta hay veces que pienso que no soy yo quien lo lleva, sino que es el mate quien me lleva a mí. Juntos viajamos por muchos lugares y es difícil que me vean sin él.
Polvo en el suelo
Finalmente, lo que más me duele de esta “amistad” que tengo con la yerba y el mate., es que cuando yo parta…cuando yo no esté más y sólo sea polvo en la tierra, mi “amigo”, el mate, quedará solo…
Juan Centeno
28 de septiembre de 2017
Cruz Alta, Córdoba,
Argentina
One thought on “Por qué Tomaré Yerba Mate Hasta Mi Tumba”
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